El séptimo arte; el más moderno, no debe estancarse en lo banal y ostentoso, donde solo los privilegiados pueden acceder a él y quien lo hace de manera “pirata” es proclamado asesino.
El cine como cualquier arte debe ser un derecho para la distracción, la reflexión y la diversión. Todo lo nombrado anteriormente es un derecho del ser humano ¿Y qué seria del cine sin los humanos?
No debemos cegarnos por la inmortalidad que este implica porque todo, hasta el más inmenso de los hechos, se olvida.
Adoramos las superproducciones donde los efectos especiales nos hacen creer que realmente podemos volar, hacer magia o hablar con los animales y les deseo una larga vida a estas películas.
Pero ahora quiero que las pequeñas producciones, reales y auténticas, donde los humanos se entregan en cuerpo y alma para lograr sus sueños, tengan visibilidad y no se queden en el olvido, en un grupo pequeño de los que están en el ambiente o aun peor, que jamás vean la luz.
